Quitasol
[Work in progress ]
Proyecto desarrollado gracias a la beca de residencia de Matadero Madrid
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Escultura de 200 x 100 cm / hierro perforado pintado de azul / 60 kg
Cianotipia de 30 x 40 cm con marco metálico y cristal antirreflejos
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ES_ Entre 2021 y 2022, desarrollé una investigación artística sobre el solar donde se situaba la antigua cárcel de Carabanchel hasta su derribo. Tras haber trabajado de forma intensa la historia del edificio y su importancia durante toda la represión franquista, localicé una cuestión muy importante de la prisión que no entró en mi proyecto previo: el hospital de la cárcel de Carabanchel fue la única parte del edificio -además de un fragmento de la entrada- que no fue derribado. Este espacio penitenciario se transformó de manera extremadamente discreta para alojar desde 2005 el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche. Es decir, la cárcel devino otra cárcel.
La designación de “Centro de Internamiento de Extranjeros” es un eufemismo que trata de encubrir el hecho de que los CIE son cárceles para personas migrantes; estos centros no están reconocidos como instituciones penitenciarias. La ocultación no solamente sirve para no reconocer la categoría de prisiones de estos centros -recordemos que es totalmente irregular encarcelar a alguien sin un juicio previo, siendo este el procedimiento habitual que se da en los CIE-, si no que favorece la opacidad de lo que ocurre dentro de estos espacios.
Otra sencilla y efectiva estrategia de ocultamiento es el propio nombre que se le ha dado al centro: CIE de Aluche. Esta designación oculta el hecho de que el CIE de Aluche está en realidad en Carabanchel, en los terrenos de la antigua cárcel y rompe con la memoria asociada a la represión franquista.
Se da otro elemento que favorece la invisibilización o el camuflaje del centro en el barrio: la arquitectura del edificio no corresponde en absoluto a los diseños habituales de los espacios de represión; de hecho, tiene un aspecto lúdico, colorido, que podría recordar a otro tipo de espacios, hay quien dice que parece un Ikea.
En 2005 abrió sus puertas el CIE de Aluche tras la reforma arquitectónica llevada a cabo por el arquitecto Adolfo Morán del antiguo hospital penitenciario de la cárcel de Carabanchel. El arquitecto tenía toda una retórica de la transparencia: “Es un edificio ecológico, con una cubierta que se levanta y se baja y que recuerda que la palabra policía significa transparencia”[1]. Se pintaron las paredes de amarillo y a las ventanas se les puso unas perversas mamparas azules para cubrir los barrotes que hay detrás. Además, al patio se le construyó un tejado. Estos elementos arquitectónicos interrumpen la visión de los reclusos al exterior y viceversa, desde fuera no se puede ver lo que sucede dentro. Esto combinado con las cúpulas coloridas que se le añadieron, ha dado lugar a que muchas vecinas de Carabanchel ignoren que ese edificio está habitado por personas extranjeras privadas de libertad y dirigido por la Policía Nacional.
La primera parte de este proyecto ha consistido en replicar una de las mamparas del CIE para señalar el régimen de opacidad de todo el dispositivo deportador a través de un elemento arquitectónico concreto que, desde mi criterio, sintetiza la investigación en una propuesta plástica que funciona como huella del proceso. Este elemento sacado de contexto adquiere un potencial escultórico que funciona como señuelo para encapsular una problemática espinosa que se suele evitar mirar de frente. La pieza va acompañada de una cianotipia en la que se puede leer la descripción de las ventanas hecha por una mujer migrante que estuvo presa en el CIE de Aluche. Es un texto en el que se transcribe una conversación telefónica con ****** -nombre de la persona omitido por petición suya- en la que me cuenta cómo se veía la calle desde el interior de su celda.
[1] GARCÍA GARCÍA, Sergio: Co-producción (y cuestionamientos) del dispositivo securitario en Carabanchel. Tesis doctoral. Directoras: Ana María Rivas Rivas, Mariantonia Rossana Cassigoli Salamon. Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Antropología Social, 2012.
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EN_ Between 2021 and 2022, I developed artistic research on the site where the old prison of Carabanchel was located until its demolition. After having worked intensively on the history of the building and its importance during the whole Franco repression, I located a very important issue of the prison that did not enter in my previous project: the hospital of the Carabanchel prison was the only part of the building -besides a fragment of the entrance- that was not demolished. This penitentiary space was transformed in an extremely discreet way to house since 2005 the Aluche Center for the Internment of Foreigners (Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche). In other words, the prison became another prison.
The designation "Centro de Internamiento de Extranjeros" is a euphemism that tries to cover up the fact that the CIE are prisons for migrants; these centers are not recognized as penitentiary institutions. The concealment not only serves not to recognize the category of prisons of these centers - let us remember that it is totally irregular to imprison someone without a previous trial, being this the usual procedure that occurs in the CIE -, but it also favors the opacity of what happens inside these spaces.
Another simple and effective strategy of concealment is the very name given to the center: CIE de Aluche. This designation hides the fact that the CIE of Aluche is actually in Carabanchel, on the grounds of the former prison and breaks with the memory associated with Franco's repression.
There is another element that favors the invisibility or camouflage of the center in the neighborhood: the architecture of the building does not correspond at all to the usual designs of the spaces of repression; in fact, it has a playful, colorful appearance, which could remind other types of spaces, some say it looks like an Ikea.
In 2005 the CIE of Aluche opened its doors after the architectural reform carried out by the architect Adolfo Morán of the former penitentiary hospital of the Carabanchel prison. The architect had a whole rhetoric of transparency: "It is an ecological building, with a roof that rises and falls and reminds us that the word police means transparency". The walls were painted yellow and the windows were fitted with wicked blue screens to cover the bars behind them. In addition, a roof was built over the courtyard. These architectural elements interrupt the inmates' view of the outside and vice versa, from the outside you cannot see what is going on inside. This, combined with the added colorful domes, has resulted in many Carabanchel neighbors being unaware that this building is inhabited by foreign nationals deprived of their freedom and run by the National Police.
The first part of this project consisted in replicating one of the CIE's screens to point out the opacity regime of the whole deportation device through a specific architectural element that, in my opinion, synthesizes the research in a plastic proposal that works as a trace of the process. Taken out of context, this element acquires a sculptural potential that works as a decoy to encapsulate a thorny problem that one usually avoids looking at head-on. The piece is accompanied by a cyanotype in which one can read the description of the windows made by a migrant woman who was imprisoned in the CIE of Aluche. It is a text transcribing a telephone conversation with ****** -the name of the person omitted at her request- in which she tells me how the street looked from inside her cell.
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Escultura de 200 x 100 cm / hierro perforado pintado de azul / 60 kg
Cianotipia de 30 x 40 cm con marco metálico y cristal antirreflejos
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ES_ Entre 2021 y 2022, desarrollé una investigación artística sobre el solar donde se situaba la antigua cárcel de Carabanchel hasta su derribo. Tras haber trabajado de forma intensa la historia del edificio y su importancia durante toda la represión franquista, localicé una cuestión muy importante de la prisión que no entró en mi proyecto previo: el hospital de la cárcel de Carabanchel fue la única parte del edificio -además de un fragmento de la entrada- que no fue derribado. Este espacio penitenciario se transformó de manera extremadamente discreta para alojar desde 2005 el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche. Es decir, la cárcel devino otra cárcel.
La designación de “Centro de Internamiento de Extranjeros” es un eufemismo que trata de encubrir el hecho de que los CIE son cárceles para personas migrantes; estos centros no están reconocidos como instituciones penitenciarias. La ocultación no solamente sirve para no reconocer la categoría de prisiones de estos centros -recordemos que es totalmente irregular encarcelar a alguien sin un juicio previo, siendo este el procedimiento habitual que se da en los CIE-, si no que favorece la opacidad de lo que ocurre dentro de estos espacios.
Otra sencilla y efectiva estrategia de ocultamiento es el propio nombre que se le ha dado al centro: CIE de Aluche. Esta designación oculta el hecho de que el CIE de Aluche está en realidad en Carabanchel, en los terrenos de la antigua cárcel y rompe con la memoria asociada a la represión franquista.
Se da otro elemento que favorece la invisibilización o el camuflaje del centro en el barrio: la arquitectura del edificio no corresponde en absoluto a los diseños habituales de los espacios de represión; de hecho, tiene un aspecto lúdico, colorido, que podría recordar a otro tipo de espacios, hay quien dice que parece un Ikea.
En 2005 abrió sus puertas el CIE de Aluche tras la reforma arquitectónica llevada a cabo por el arquitecto Adolfo Morán del antiguo hospital penitenciario de la cárcel de Carabanchel. El arquitecto tenía toda una retórica de la transparencia: “Es un edificio ecológico, con una cubierta que se levanta y se baja y que recuerda que la palabra policía significa transparencia”[1]. Se pintaron las paredes de amarillo y a las ventanas se les puso unas perversas mamparas azules para cubrir los barrotes que hay detrás. Además, al patio se le construyó un tejado. Estos elementos arquitectónicos interrumpen la visión de los reclusos al exterior y viceversa, desde fuera no se puede ver lo que sucede dentro. Esto combinado con las cúpulas coloridas que se le añadieron, ha dado lugar a que muchas vecinas de Carabanchel ignoren que ese edificio está habitado por personas extranjeras privadas de libertad y dirigido por la Policía Nacional.
La primera parte de este proyecto ha consistido en replicar una de las mamparas del CIE para señalar el régimen de opacidad de todo el dispositivo deportador a través de un elemento arquitectónico concreto que, desde mi criterio, sintetiza la investigación en una propuesta plástica que funciona como huella del proceso. Este elemento sacado de contexto adquiere un potencial escultórico que funciona como señuelo para encapsular una problemática espinosa que se suele evitar mirar de frente. La pieza va acompañada de una cianotipia en la que se puede leer la descripción de las ventanas hecha por una mujer migrante que estuvo presa en el CIE de Aluche. Es un texto en el que se transcribe una conversación telefónica con ****** -nombre de la persona omitido por petición suya- en la que me cuenta cómo se veía la calle desde el interior de su celda.
[1] GARCÍA GARCÍA, Sergio: Co-producción (y cuestionamientos) del dispositivo securitario en Carabanchel. Tesis doctoral. Directoras: Ana María Rivas Rivas, Mariantonia Rossana Cassigoli Salamon. Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Antropología Social, 2012.
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EN_ Between 2021 and 2022, I developed artistic research on the site where the old prison of Carabanchel was located until its demolition. After having worked intensively on the history of the building and its importance during the whole Franco repression, I located a very important issue of the prison that did not enter in my previous project: the hospital of the Carabanchel prison was the only part of the building -besides a fragment of the entrance- that was not demolished. This penitentiary space was transformed in an extremely discreet way to house since 2005 the Aluche Center for the Internment of Foreigners (Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche). In other words, the prison became another prison.
The designation "Centro de Internamiento de Extranjeros" is a euphemism that tries to cover up the fact that the CIE are prisons for migrants; these centers are not recognized as penitentiary institutions. The concealment not only serves not to recognize the category of prisons of these centers - let us remember that it is totally irregular to imprison someone without a previous trial, being this the usual procedure that occurs in the CIE -, but it also favors the opacity of what happens inside these spaces.
Another simple and effective strategy of concealment is the very name given to the center: CIE de Aluche. This designation hides the fact that the CIE of Aluche is actually in Carabanchel, on the grounds of the former prison and breaks with the memory associated with Franco's repression.
There is another element that favors the invisibility or camouflage of the center in the neighborhood: the architecture of the building does not correspond at all to the usual designs of the spaces of repression; in fact, it has a playful, colorful appearance, which could remind other types of spaces, some say it looks like an Ikea.
In 2005 the CIE of Aluche opened its doors after the architectural reform carried out by the architect Adolfo Morán of the former penitentiary hospital of the Carabanchel prison. The architect had a whole rhetoric of transparency: "It is an ecological building, with a roof that rises and falls and reminds us that the word police means transparency". The walls were painted yellow and the windows were fitted with wicked blue screens to cover the bars behind them. In addition, a roof was built over the courtyard. These architectural elements interrupt the inmates' view of the outside and vice versa, from the outside you cannot see what is going on inside. This, combined with the added colorful domes, has resulted in many Carabanchel neighbors being unaware that this building is inhabited by foreign nationals deprived of their freedom and run by the National Police.
The first part of this project consisted in replicating one of the CIE's screens to point out the opacity regime of the whole deportation device through a specific architectural element that, in my opinion, synthesizes the research in a plastic proposal that works as a trace of the process. Taken out of context, this element acquires a sculptural potential that works as a decoy to encapsulate a thorny problem that one usually avoids looking at head-on. The piece is accompanied by a cyanotype in which one can read the description of the windows made by a migrant woman who was imprisoned in the CIE of Aluche. It is a text transcribing a telephone conversation with ****** -the name of the person omitted at her request- in which she tells me how the street looked from inside her cell.




